“Atreverse a salir de la comodidad, ser arriesgados en pareja, darlo todo para mantener con vida a su conexión, significa que se reconocen como un equipo”.
Entre esas alternativas, contamos con un eterno aliado que, en su práctica, reúne a las personas, genera el escenario perfecto para conocer hasta el más mínimo detalle de quien amas, pone a prueba los impulsos y los alcances de un equipo, procura la confianza entre dos individuos que se cuidan el uno por el otro y rompe los esquemas de la pena o el aburrimiento. Como se muestra en el cine norteamericano, donde el scouting es una apuesta por el desastre y lo insospechado, podemos rendirnos a sus encantos para, sí, abrazar la calamidad, pero reforzar también los vínculos con tu ser amado. Mochilear es, así, una fórmula bien pensada para esos momentos en que estimular la relación se vuelve un deber irrenunciable.
Queentown, Nueva Zelanda
Atreverse a salir de la comodidad, ser arriesgados en pareja, darlo todo para mantener su conexión con vida, significa que se reconocen como un equipo. Son un grupo que no se deja por ningún motivo; entonces, nada como Queenstown para confirmar ese sentimiento. Son una relación atrevida y no le temen a nada, por eso, esta encantadora ciudad situada junto al lago es para ustedes. Conocida como la capital de la aventura en el mundo, su rafting, paracaidismo, puenting y esquí extremo están especialmente diseñados para gente como ustedes que no dudan en tomar su equipaje y vivir la aventura.
El compromiso lo es todo. Tomar lo que se tiene aunque no se esté seguro sólo para dar gusto a quien verdaderamente amas, es parte de este convenio. No se trata de ceder, es apoyar y no abandonar los intereses del otro. Por eso, Juneau se convierte en el destino ideal de los mochileros a pesar de su impresión contraria; los paisajes glaciares de Alaska son la prueba que se necesita para que uno se esfuerce siempre por descubrir junto al otro, para que no se quede impactado por el hielo y demuestre su compromiso durante el viaje.
San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México
Con escenarios hermosos, pero sobre todo oportunidades económicamente accesibles que sorprenden a cualquiera, San Cristóbal es el contraste que todas las parejas enamoradas necesitan; hay excursiones por la ciudad todo el tiempo para conocer más de historia y arquitectura, pero en el trayecto siempre quedan muchos puntos desconocidos que se pueden explorar de manera autónoma. ¿Qué tal un jardín por la tarde para abrir un par de cervezas y desafiar a la ley juntos? O quizás puedan buscar un sitio inusual para pasar la noche.
La Habana, Cuba
Si se está buscando ese toque sensual y con mucho sabor, entonces no hay lugar en el mundo más emocionante para mochilear que La Habana. La seguridad en esta ciudad es primordial, los policías están siempre atentos del turista que lleva la mochila en su espalda y los habitantes son en extremo cordiales. Ir en plan de excursión con tu pareja a este sitio enigmático de botellas y baile hará que nunca quieras dormir y que cada uno se sorprenda de los alcances mutuos. La comida y el hospedaje son dos factores que los atraparán por completo.
Timbú, Bután
Ir de mochileros significa que ambos están dispuestos a explorar nuevas fronteras, que su sed por vivir cosas auténticas es insaciable. Y si se tiene claro ese principio regente en el exotismo de su relación, Bután es el destino al que deben ir. Bután es famoso por sus monasterios situados en las laderas de las montañas y sus festivales de gastronomía, música y baile. Con muchas alternativas lúdicas, esta región es perfecta para no detenerse en las delicadezas de un hotel y abrirse a la aventura.
Playa Madresal, Chiapas, México
Cuando se viaja de mochilero con tu pareja, todo se trata de saber que el otro está ahí para salir adelante y disfrutar de cualquier experiencia. Siempre se busca a alguien alrededor para estar seguros de estar en compañía y mantenerse cerca, para tener un rostro que conteste las sonrisas y las miradas; por eso Madresal es el paraíso de aguas cristalinas y atardeceres perfectos para compartir aquello que los ha unido desde un inicio. Quizá requiera un poco más de inversión, pero no es en absoluto algo impagable. Es la ruta de los mochileros que disfrutan el ritmo de la vida junto a la tranquilidad del amado.
Si lo que te gusta es viajar en pareja pero los convencionalismos de una aventura romántica estilo Hollywood no son lo tuyo, mochilear es una buena opción que no se reduce a andar en solitario. Si cuentas con un ser amado que esté en la mejor disposición de quebrar los límites del entendimiento mutuo y de orillar lo vivido a los lindes de la improvisación, no pueden privarse de salir con un equipo de supervivencia a explorar el mundo y los lazos que les unen.
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